De acuerdo a cifras de la OMS, uno de cada cuatro adultos mayores sufren una caída al año, teniendo como consecuencia alguna fractura. Los adultos que han sufrido una caída tienen el doble de riesgo de volver a caerse. Cada 20 minutos una persona de la tercera edad muere a causa de una caída. Con estos números nos damos cuenta de la importancia de la prevención de caídas en esta población.
¿Qué significa caerse?
Citando a la OMS, Una caída se puede definir como «inadvertidamente llegar a descansar en el suelo, piso u otro nivel inferior, excluyendo un intencional cambio de posición para descansar en algún mueble, pared u otros objetos «. En resumen; caerse es igual a perder el equilibrio.
Debemos conocer las causas de las caídas para poder prevenirlas adecuadamente. La mitad de las caídas que sufrimos son de origen accidental y la otra mitad ocurren por causas relacionadas por la edad y/o patologías.
Respecto a la primera mitad, las caídas accidentales, las causas más comunes son las extrínsecas y las medioambientales. Un ejemplo de causa medioambiental tiene lugar al resbalarse por culpa de un suelo mojado; por otro lado, un ejemplo de causa extrínseca ocurre si un perro se interpone en nuestro camino y nos desequilibra.
En lo que respecta a la segunda mitad de las razones para sufrir una caída, las causas más comunes están relacionadas con la edad y/o patologías, que serían causas intrínsecas y nos conllevan múltiples caídas. Otra manera de verlo sería que el cuerpo no puede proporcionar las demandas de movilidad y del medio de forma intrínseca y extrínseca, teniendo como consecuencia una caída.
Factores de riesgo de caída
Los estudios de investigación mencionan algunos factores a tomar en cuenta. Algunos de ellos son: deficiencia en la movilidad y en la marcha, dificultad en el equilibrio y debilidad muscular. Este grupo de factores hacen que el adulto mayor sea propenso a sufrir una caída.
Si queremos entender un poco más las causas de las cálidas, tenemos que saber que la forma dinámica del desempeño motor puede ser obvia, sutil,y sorprendente. El individuo aporta habilidades, destrezas y experiencias físicas a cualquier situación de movimiento.
Diferentes demandas de tareas (requisitos de velocidad frente a precisión, trayectoria, fuerza requerida, etc.) puede evocar diferentes respuestas de movimiento, ya sea lanzando, saltando o corriendo, o realizando deportes específicos con habilidades (patear, sacar, lanzar, etc.). Los cambios de las demandas ambientales (espacio disponible, tamaño, distancia y / o altura de un objetivo, textura de la superficie, presencia de falta de movimiento en el entorno) o el equipo a ser utilizado (peso, tamaño, longitud, textura) evocará o facilitará una gran variedad de respuestas de movimiento.
Terapia Acuática en la prevención de caídas
Como he mencionado, los factores que existen para que se produzca una caída son diversos y como fisioterapeutas tenemos que trabajar todos ellos. Equilibrio en la marcha, de pie en una sola pierna (actividad de la vida diaria en vestirse y desvestirse), alcance funcional de pie y sentado, ser capaz de sentarse y ponerse de pie, fortalecimiento de tronco y piernas, rangos de movimiento, etc; son la base para la prevención de una caída.
Para poder entrenar como no caerse, tendremos que buscar un medio que nos permita reducir al mínimo el riesgo de sufrir un accidente. Y el medio ideal para hacerlo es el acuático, y no solo porque nos permite una variedad de repeticiones, sino además por sus propiedades físicas. Este medio nos va a ayudar a que nuestro cuerpo tenga un mayor reto con más posibilidades de reaccionar a tiempo.
El tiempo que tardamos en caernos en tierra y en agua es diferente. De suma importancia es este punto, debido a que el cerebro tiene ese tiempo extra para poder responder a la reclutación de motoneuronas para utilizar una de las estrategias de equilibrio (tobillos, caderas, paso).
Otro beneficio de realizar un programa de prevención de caídas dentro del agua es para aquellos pacientes que por su patología tienen problema al iniciar el movimiento, un ejemplo sería los pacientes con la enfermedad de Parkinson, dentro del agua la simple respiración crea un movimiento de cambio de gravedad constante que permite reducir los movimientos típicos de la enfermedad y así poder trabajar con tareas bimanuales.
Es importante incorporar en nuestro programa de prevención de caídas en el medio acuático problemas que se asemejan con las actividades de la vida diaria. Para la marcha, por ejemplo, es necesario utilizar doble tareas, variantes de la velocidad, caminar en una superficie estrecha, negociar obstáculos, caminar sobre superficies que se muevan, perturbaciones inesperadas, etc.
Algunos de los métodos acuáticos que podemos trabajar para este grupo de pacientes sería Water Specific Therapy (Terapia Específica en Agua) debido a que trabaja a nivel de la CIF en niveles de cuerpo y actividades. Se puede utilizar los puntos de ajuste mental, rotación sagital, balance en quietud, rotación transversal, inmersión mental; como preparación de la seguridad a la intervención de la piscina. AICHI Clínico por el componente de cambio de centro de gravedad, movimientos de estabilidad del tronco, movimientos de miembros inferiores, bases de sustentación estrecha.
Otras ideas para llevar a cabo una sesión sería: incorporar obstáculos, incrementar la variabilidad de la marcha y movimiento del tronco, balance con distracciones, perturbaciones inesperadas, actividades que presenten dificultades, seguridad lateral y estabilidad, acercarse y cruzar los límites de alcance funcional, juegos y fitness.
Y por último no olviden medir lo que hacen y hacer lo que miden
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